domingo, 3 de junio de 2012

Jean-Luc Mélenchon

Jean-Luc Mélenchon y "l'autre gauche" en Francia: 

Como sabéis sin duda, a finales del 2008, después del congreso de Reims del Partido Socialista Francés, Jean Luc Mélenchon, que fue ministro de Educación Profesional entre 2000 y 2002 con el gobierno de Lionel Jospin, abandona el PSF y crea un nuevo Partido, “Le Parti de Gauche” (el Partido de Izquierda). Ya en 1988 había creado la corriente “Gauche Socialiste” (Izquierda Socialista) dentro del PSF para criticar la deriva liberal del gobierno de Michel Rocard. 

 En 2009 ha publicado un libro “L’autre gauche” (la otra Izquierda) en el que recopila algunos textos suyos donde explica las grandes líneas de un proyecto político global que ha desembocado en la creación del “Parti de Gauche” primero y del “Front de Gauche” (Frente de Izquierda) después. En este libro analiza el papel de la socialdemocracia y afirma que la reinvención de la Izquierda no es un tema abstracto sino un programa de trabajo. 

 Me parece de interés que los socialistas españoles conozcamos las ideas y las propuestas de Jean Luc Mélenchon y con este fin he traducido algunos pasajes de su libro. Nos pueden ayudar en la renovación ideológica que tenemos pendiente en el PSOE. Si os parece interesante esta primera entrega, puedo seguir traduciendo más adelante otros artículos de este político francés. Así que sin más, pongo ya las comillas y doy la palabra a Jean Luc Mélenchon: 

 “He investigado en profundidad los discursos y las prácticas de gobiernos socialdemócratas en los principales países europeos desde los años 1990. La conclusión es inapelable: la socialdemocracia, como estrategia y como programa capaz de proponer una alternativa a los pueblos, está tan muerta como el comunismo de Estado. 

Sin embargo el capitalismo de nuestra época entra en una fase donde desencadena otra vez catástrofes financieras, sociales y ecológicas de una amplitud inigualada. Con la evolución dramática de la crisis ecológica muchos se preguntan si, esta vez, no es la sociedad humana ella misma la que está en cuestión. Ante esta situación tan extraordinaria, estamos sin modelo político. De ahí la importancia de tener una buena brújula de principios para trazar nuevos caminos. 

 La socialdemocracia, que es dominante en la izquierda de toda europa, está falta de estrategia y de programa alternativo porque no ha tomado la medida del cambio de naturaleza del capitalismo de nuestra época. Se encuentra en un callejón sin salida teórico y estratégico, agravado por su impotencia ante la actual crisis financiera. Mucho tiempo ha creído que sus métodos eran insuperables. En la mundialización liberal no ha hecho sino reproducir la vieja estrategia socialdemócrata del siglo XIX que consistía en conseguir algunas ventajas para los trabajadores en el marco del capitalismo nacional. Esta estrategia está totalmente agotada desde que el capitalismo ha cambiado de naturaleza y de escala. La transnacionalización del capitalismo y su radical reorganización en los solos imperativos de financiarización de todos los sectores de la economía son hechos mal analizados e incomprendidos en la Internacional Socialista. En efecto, en el marco nacional, el capitalismo industrial puede encontrar interés en discutir con los sindicatos y en participar en la definición de las normas. En la mundialización liberal, el capitalismo financiero ya no necesita hacer ningún compromiso político o social en contrapartida de lo que se cobra sobre el trabajo. La relación de fuerzas que le da su transnacionalización es tanto más aplastante cuanto que está mal comprendida o que pasa por una ley de la naturaleza. 

En esta forma del capitalismo todo objetivo general se vuelve impotente. La esfera financiera ha sometido a sus normas a todos los compartimentos de la actividad de las sociedades. Este resultado no cae del cielo ni de ningún movimiento espontáneo ligado al desarrollo de las ciencias y de las técnicas. La mundialización es primero un movimiento político. Funciona como una forma nueva de dominación en beneficio de la renta. Es la dictadura del accionariado. Se constata pues en todas la latitudes una presión terrible para sacralizar el mercado, para ponerlo fuera del alcance de la decisión colectiva. Es lo que intentó hacer el proyecto de Constitución Europea proclamando la “competencia libre y no falseada” como el principio central de la vida de la Unión al que todo lo demás tiene que estar subordinado. Esta nueva edad del capitalismo es alérgica a la soberanía popular. Una tiranía blanda se instala insidiosamente bajo la apariencia de un “laisser faire” generalizado. El mercado no puede tener otros reguladores que él mismo. Por consiguiente su principal adversario es la ciudadanía que se mete en establecer normas y leyes susceptibles de oponerse a un impulso del mercado. El mercado intenta pues hacer retroceder en todas partes la norma de interés general, y por lo tanto la ciudadanía que la expresa, como modo de conducta de los asuntos públicos.

 En esas condiciones el credo socialdemócrata de la “regulación” del capitalismo suena hueco y no puede actuar de ningún modo sobre la realidad. ¿Cómo regular una realidad que no se somete a los marcos de deliberación y de toma de decisión pública? ¿Cómo regular un sistema cuyo objetivo mismo es precisamente liberarse de todas las obligaciones que podrían enmarcar, orientar o retrasar su expansión? 

Esta contradicción mayor del discurso socialdemócrata sobre la regulación explica que los socialdemócratas esten tan desprovistos frente a la crisis actual del capitalismo. Como se niegan a pensar la superación del capitalismo y la necesidad de introducir rupturas con el orden actual, no tienen más remedio que intentar salvar y remendar a toda costa el sistema.”

Traducido por Antoine Candelas
Del libro “l’autre gauche”
De Jean_Luc Mélenchon

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