miércoles, 29 de junio de 2016

Reflexiones de un maestro de escuela jubilado: el método natural de aprendizaje

Reflexiones de un maestro de escuela jubilado: el método natural de aprendizaje.

Demasiadas veces nos empeñamos en hacer las cosas al revés, en empezar la casa por el tejado, en poner el carro delante de los bueyes, y la educación es un buen ejemplo de ello.
Años de experiencia y sobre todo de práctica docente me han demostrado que el sentido común no es lo más frecuente en el noble arte de la pedagogía. Por supuesto que no falta abundante literatura de eminentes pedagogos, psicólogos, neurólogos, y un largo etc de “ogos”.
Pero, ¿Se han sabido sacar de todos esos sesudos escritos cuatro ideas sencillas que permitan llevar a la práctica con eficiencia esas bellas teorías en beneficio de todos los niños?

“Mira, yo te explico, tu escuchas calladito, y después haces unos ejercicios para prácticar lo que yo te he enseñado.”
¿Creen de verdad que es así como un pequeño ser humano aprende? ¿Primero la teoría y después la práctica, o primero la práctica y después la teoría?
Parece lo del huevo y la gallina, pero de la respuesta que se da a estas preguntas se definen los métodos pedagógicos.
¿Hay que aprender primero solfeo o se empieza a descubrir y amar la música rasgueando un acorde en una guitarra o aporreando una caja de detergente? ¿Hay que estudiar primero sintaxis o empezar escribiendo un poema o una historia, por torpes que parezcan al principio? ¿Hay que estudiar primero geometría o empezar construyendo una maqueta con cuatro materiales de recuperación?
Todos hemos visto a un niño trazar algún garabato con lo primero que deja una huella en una superficie plana. ¿Habrá que detenerle y pedirle que se espere a que le enseñemos las reglas del dibujo?
Imagináis que a un niño que aprende a andar se le dijera: mira, primero levantas un poco un pie, lo echas hacia delante y lo posas en el suelo. Seguidamente mientras tomas apoyo sobre este pie levantas ligeramente el otro y lo echas a su vez hacia delante...¿Creéis que muchos niños aprenderían a andar con este método?
¿Cual es el proceso natural que nos permite aprender? Aprender a andar, a hablar, a leer, o cualquier otra cosa.
Aprendes cuando te enfrentas a un problema que nace de tu curiosidad o de tu necesidad y que tienes gran interés en resolver.
Y este aprendizaje se hace por un método de ensayo y error que utiliza aprendizajes anteriores y pone en tensión todas tus neuronas.
Un método natural de aprendizaje tiende a reproducir de forma acelerada los pasos que ha dado el homosapiens a lo largo de su historia.

Para que un niño aprenda, tiene que encontrarse en la situación de tener que resolver problemas y para eso hay que mantener viva su curiosidad y dejarle tantear, ensayar y equivocarse, sin adelantarte a él y darle tus soluciones de adulto antes de tiempo, para que pueda experimentar el orgullo de haber conseguido él solo lo que se proponía y así tener ganas de repetir la exitosa experiencia. No privemos al niño de la alegría de descubrir, no le impidamos aprender.

Y otra cosa: un sistema educativo no tiene que tener como FIN la adaptación de la persona al mundo del trabajo. Será más bien lo contrario: un buen sistema educativo tendrá como CONSECUENCIA que la persona se integrará fácilmente en el mundo del trabajo. Bastará con que este sistema educativo fomente la curiosidad, el deseo de crecer y aprender, aceptando el error como método de aprendizaje, que fomente la libre expresión, la comunicación y el debate, la colaboración en las tareas, la solidaridad en vez de la competitividad, la creatividad en todas sus facetas, el análisis crítico, el halago como motor de progreso y superación. Una persona formada en tal sistema educativo sabrá adaptarse y será eficiente en cualquier trabajo, y además habrá aprendido a pensar y será un ciudadano libre y responsable.

He comprobado que con un poco de sentido común y un poco de psicología de andar por casa, se puede construir buena pedagogía, una pedagogía que fomente la igualdad de oportunidades, el compañerismo, una pedagogía que no machaque la autoestima, que no deje rezagado a la mitad del grupo, que respete los intereses y los tiempos de cada uno, que abra caminos y no los cierre, una pedagogía universal que valga para todas las épocas y que no haya que cambiar cuando cambian los tiempos, las modas y las tecnologías.
Lo podemos llamar “método natural” de aprendizaje.
Cuando digo psicología de andar por casa, me refiero a cosas tan sencillas y obvias como que a nadie le gusta que le repriman, que le griten, que le castiguen, que le humillen, que le menosprecien, que se dirijan a él sin respeto, que le toquen sus cosas sin pedirle permiso, que le obliguen a hacer lo que no le gusta. Todo el mundo trabaja mejor y progresa cuando se respetan sus sentimientos, sus ideas, su persona, cuando se le anima, cuando se le dice: “Muy bien, te has superado, estoy muy orgulloso de ti”...etc...En resumen, que a nadie le gusta una patada en el culo y que a todo el mundo le suele gustar una sonrisa y una caricia. Esa es la base de mi psicología de andar por casa.
El perezoso no existe. Todos trabajamos con agrado cuando hacemos un trabajo que nos gusta, que hemos decidido libremente emprender y que tiene un sentido para nosotros.

Dice un refrán francés que no es tirando de las plantas que se las hace crecer. El equivalente castellano sería: no por mucho madrugar amanece más temprano.
En educación como en agricultura, se trata de sembrar en el momento adecuado, de abonar la tierra para que sea fértil, de regar y quitar alguna mala hierba. Y la vida hace el resto si confias en la naturaleza que es muy sabia. Si quieres acelerar los procesos artificialmente, consigues malos productos, productos enfermos.
Salvo casos muy excepcionales, todos los niños aprenden a andar y más tarde a hablar, sin que ningún pedagogo sesudo intervenga (por suerte para el niño). De igual manera será capaz de aprender a leer y de aprender todo lo que desee aprender, si no se le ponen zancadillas, si se mantiene viva su curiosidad y se respetan sus tiempos, si se le regaña poco y se le anima mucho.
Cuantas veces he oído decir: “Este niño no tiene el nivel”. ¿De que hablamos, de niños o de naranjas que tienen que tener un tamaño estandar?
O : “Este tema ya lo he dado”. ¿Se trata de que tú lo hayas dado o de que el niño lo haya asimilado?

Organiza el lugar de aprendizaje (que puede ser una escuela con sus aulas u otra cosa), como una pequeña sociedad de niños que gestionan su vida y su trabajo de forma cooperativa, con responsabilidades y reglas de convivencia elaboradas en común, con planes de actividades (ahora los llaman “proyectos” por eso de que las palabras, las ideas y las prácticas de la empresa se han colado en la enseñanza), planes de actividades decididos y organizados por ellos a partir de sus intereses, en un ambiente de libre expresión, libre creatividad y análisis crítico, con comunicación con otros grupos de niños (que con las tecnologías actuales pueden estar ahora en cualquier parte del mundo) para intercambiar y compartir experiencias, inventos, descubrimientos, investigaciones, realizaciones, diarios, revistas, libros y videos de creación propia, obras diversas, y un largo etc...En la escuela el alumno tiene que ser un pequeño escritor, un pequeño matemático, un pequeño investigador, un pequeño biólogo, un pequeño periodista, un pequeño publicista, un pequeño político... Quiero decir que tiene que enfrentarse de verdad a los problemas de un escritor, un matemático, un investigador, un biólogo, un periodista, un publicista, un político... Una escuela tiene que ser una colmena bulliciosa llena de actividad, un lugar donde la vida entra por puertas y ventanas, lugar acogedor y respetuoso de todas las diversas realidades de sus miembros...

Por supuesto sin largas y pesadas lecciones “tostón”, sin tarima ni libros de texto (como mucho, los tendremos – de diferentes editoriales – en la biblioteca como material de consulta) y sin deberes que no sean voluntarios.
El mejor libro de texto es la vida que nos rodea, el mundo real que tiene que entrar en la escuela para estudiarlo y comprenderlo, y así poder cambiarlo si es preciso.

¿El profe? Un animador, un moderador, un igual con más experiencia, uno más en el grupo, humilde, que es capaz de decir: eso no lo sé voy a investigarlo, que es capaz de ayudar a canalizar, organizar y sintetizar la inmensa información que fluye por todos los lados a través de esas nuevas herramientas tecnológicas de las que disponemos hoy.

Estos principios pedagógicos de sentido común, que no necesitan sesudos libros para explicarse, me parece que son aplicables por cualquier docente suficientemente motivado y creativo, que valen para todos los niños, todos los lugares, para todas las épocas y todas las herramientas de cada época: antes, la pluma y el papel, luego la imprenta, después la tele, el magnetofón, ahora las herramientas digitales e Internet, y lo que tenga que venir en el futuro...Las herramientas pueden cambiar, el método es universal porque es el método natural por el cual la vida hace crecer los vegetales, los animales y los seres humanos.

Una reforma educativa debería definir primero el método pedagógico, que implicará nuevas soluciones e inversiones en la organización material de la escuela, en la formación del profesorado, en la relación con las familias, y también, claro, el correspondiente presupuesto que una sociedad avanzada debe dedicar a la educación de sus hijos. La educación no es un gasto, es una inversión.


Antoine Candelas