martes, 28 de febrero de 2012

la carta de la compañera Pilar Sánchez Acera

La carta de la compañera Pilar Sánchez Acera.

Acabo de recibir la carta de la compañera Pilar Sánchez Acera por la que me pide mi apoyo para ganar Madrid. Hasta aquí bien, pero solo hasta aquí. Qué decepción. Parafraseando a Cyrano en su célebre monólogo, diré que hubiese podido decir muchas cosas con un poco de ingenio y algunas ideas.
Pero nada.
Empieza por “Mi reflexión, que comparto contigo, es que….ha llegado el momento de afrontar un cambio en el PSM”. No me ha preguntado la compañera, pero yo no comparto esta reflexión en absoluto. Sólo podría compartirla si seguidamente en su carta me diera algún argumento convincente, alguna razón de peso que justificara esa necesidad de cambiar algo en el PSM, además de su Secretario General.
Pero, lo repito, NADA. Unas palabras sueltas aquí y allá, en negrita, por si yo fuera tonto y se me escaparan al leer, pero palabras huecas: “sumemos” “transparente” “honestidad” “ejemplo” “defensa del estado de bienestar” “servicios públicos de calidad” …Claro, y también hay que ser bueno y no pegar al amiguito. Estas palabras por si solas no me explican por qué hay que cambiar algo, ¿o es que Tomás Gómez no pronuncia también estas palabras? Y si no es así, ¡argumentos por favor, ejemplos, pruebas, demonstaciones, razones!
Pero de eso, nada, y cuando digo nada es nada. Unas frases huecas llenas de lugares comunes, un copia y pega cuya finalidad, es evidente, no es proponer algo mejor para Madrid, sino desbancar a Tomás porque molesta a algunos en algún lugar cuyo nombre no necesito pronunciar. Ya lo intentaron hace año y medio, con la suerte que se sabe.
Lo siento, no cuenten con mi apoyo para eso, por mucho que las palabras “ilusión” y “confianza” – también en negrita, cómo no – concluyan esta carta.
Ilusión, me la ha sabido comunicar el compañero Tomás Gómez, con su trabajo, su ejemplo y su honestidad, desde hace tiempo ya, y mi confianza, se la ha sabido ganar y se la sigo dando porque no ha hecho nada para que se la quite, y porque comparto el proyecto que lidera.
No es coherente hablar de sumar cuando se empieza por querer restar.
¡Si el debate con Tomás está a la altura de esta carta!
Bueno, nos vemos este fin de semana.
Antoine Candelas, delegado al Congreso por la Agrupación de Moratalaz.

lunes, 27 de febrero de 2012

Preguntas...en versos (apoyo a Tomás Gómez)

Preguntas …en versos (apoyo a Tomás Gómez).

¿Quién defiende con más fuerza
Estas ideas tan nuestras?
¿Quién es un buen timonel?
¿Quién respeta al militante,
Le otorga la voz cantante?
¿Quién confía siempre en él?
¿Quién acude a nuestra sede,
Viene cada vez que puede,
Visita la agrupación?
¿Quién se sube a la tarima?
¿Quién nos habla y nos anima
Cuando nos da un bajón?

¿Quién se opone, quién da caña
A esa rubia tacaña,
A Doña Calamidad?
¿Quién, valiente, baja al ruedo
A mandarle algún torpedo
Bien cargado de verdad?
¿Quién, fiel a su compromiso,
A nadie pidió permiso
Cuando hubo que decir NO?
¿Quién se declara insumiso
Se rebela si es preciso,
¿Quién se merece un “chapó”?

¿Quién se pateó los barrios
Convocó al vecindario
Invitó a dialogar?
¿Quién debatió con la gente
Del pasado, del presente
¿Quién les vino a preguntar?
¿Cómo ven este futuro
Que se nos anuncia oscuro?
¿Quién les vino a preguntar
Lo que esperan de nosotros,
Lo que temen de los otros,
Lo que piensan que nosotros,
Les podemos aportar?

Yo pregunto, nada más,
Las respuestas tú las das,
Mas sin duda admitirás
Que hoy riman con Tomás.

Antoine Candelas

lunes, 13 de febrero de 2012

Todos a la calle

Todos a la calle

La derecha política, económica, mediática y ultracatólica avanza ahora a cara descubierta, cara que escondió un tiempo bajo una máscara más amable. Había aceptado convivir con nosotros en una pseudodemocracia trucada, pero con la condición de que fuésemos buenos chicos y nos portásemos bien, es decir sin meternos con la corrupción que es su coto privado, sin tocar el franquismo que nunca ha querido condenar, sin cuestionar su moral rancia y su divino derecho a dirigir la educación de nuestros hijos, sin pretender educar a los ciudadanos, sin pretender conseguir un trabajo con derechos y salario digno.
Llegó Garzón y cruzó la linea roja (o mejor dicho azul). Y entonces, ay, amigo, se acabó el juego. Se rompió la baraja. Se puso en marcha la apisonadora, con sus políticos mentirosos y corruptos, con sus abogados y sus jueces serviles, con sus medios de comunicación manipuladores, con su Iglesia medieval, y se nos recordó a todos quien manda aquí, por si se nos había olvidado.
El juicio a Garzón nos retrae a la inquisición y sus autos de fe. Es un castigo a la herejía. La reforma laboral nos hace retroceder al siglo XIX. Los recortes borran más de medio siglo de progresos. Y eso sólo es el principio.
La crisis no es la causa sino el pretexto, la ocasión que hay que aprovechar.
Ninguna solución puede salir del teatro parlamentario con la mayoría absoluta del PP. Ya no basta la dialéctica verbal en las cortes que queda como un juego para entendidos. A esos no se les puede convencer, sólo podemos luchar para vencerlos. Ganar o capitular. Un paso adelante o retroceder cada día un poco más. Nuestro modelo de sociedad europea está en juego y la única esperanza está en la calle. Esto es una guerra que debemos ganar en la calle, eso sí, con métodos pacíficos, no violentos, pero en la calle. Porque en la calle y en la acción es donde se despiertan las conciencias que luego se expresaran en las urnas.
¿La calle es de todos,no? Pues también es nuestra. Tomémosla. Ya.

viernes, 3 de febrero de 2012

La Gaviota Azul se come a Águila Roja

Una reflexión de Miguel Candelas Candelas, Licenciado en ciencias políticas.

LA GAVIOTA AZUL SE COME AL ÁGUILA ROJA

Hace unos pocos días, el nuevo ejecutivo del Partido Popular anunció que tiene previsto eliminar la serie “Águila Roja” de la parrilla de Televisión Española alegando motivos de austeridad, ajuste económico y control del déficit de RTVE. Sin embargo, si realizamos un análisis un poco más profundo a tales buenas intenciones de inicio, supuestamente solo con carácter pragmático, nos damos cuenta de que esconden una profunda determinación ideológica en aras de eliminar cualquier legado progresista de los años de gobierno de Zapatero,en consonancia con otras nuevas medidas igualmente anunciadas, como la intención de derogar la actual ley del Aborto para volver a la ley de supuestos de 1985, la eliminación de Educación para la Ciudadanía, la revisión de la memoria histórica o la congelación de ayudas a los centros de mujeres.
La serie “Águila Roja” es más que una ficción histórica de aventuras épicas, y alberga en su interior una importante transmisión de valores ciudadanos en cuestión de conciencia ciudadana, igualdad de género, solidaridad, defensa de los sectores oprimidos, apuesta por la educación científica, racional y laica, crítica a los excesos de la Iglesia y de los gobernantes autoritarios o apuesta por el respeto a todas las etnias y culturas. En resumen, un bagaje en valores de derechos humanos y en contra de la discriminación, que para cualquier ciudadano europeo del siglo XXI resulta lógico y en consonancia con los valores universales que se deben transmitir, pero que para la derecha conservadora española parece que suponen una apología de ideología ultraizquierdista en una coalición de estalinistas, terroristas, separatistas, feminazis, homosexuales, guerracivilistas, perroflautas, judíos y masones, para destruir y acabar con esa España una, grande, católica y de gente de bien.
Y es que el Águila, para empezar es “roja”. Esto no debiese ser más que una anécdota, pero me vienen a la mente las palabras de disgusto de ciertos líderes populares al escuchar cómo se coreaba el nombre de “La Roja”, para referirse a la selección española de fútbol en tiempos de euforia postmundialista, cuando la bandera nos unía aunque fuese alrededor de un balón. Y es que a nuestra derecha no le gusta que ese color tenga una connotación positiva, supongo que porque aun no han perdonado a esos antiespañoles que resistieron a las bombas franquistas y nazis durante tres años para defender la democracia y la libertad en España. Al margen de dicha anécdota, el héroe de la serie es un maestro de escuela, culto e ilustrado, que ha viajado por regiones tan lejanas como Oriente y China, y que ha conocido por tanto otras religiones y filosofías, y puede compararlas entre ellas. Apuesta por una pedagogía basada en la ciencia y la razón, se confiesa no creyente y huye del oscurantismo eclesiástico y de los valores del catecismo. Vamos, que bien podría ser uno de tantos maestros republicanos fusilados, sí, esos crímenes que siguen negándose a condenar los diputados del PP en el Congreso, y en la actualidad, bien podría ser uno de esos profesores izquierdistas y malvados que realiza apología de la homosexualidad y del infanticidio entre sus alumnos, por defender el derecho a elegir con que pareja quieres compartir tu vida o el derecho de la mujer sobre su propio cuerpo, dentro de los contenidos de una asignatura impartida en casi todos los países democráticos.
Además, nuestro héroe hereje ayuda a los más necesitados y se cuestiona su situación de pobreza, reclamando el derecho de los campesinos a rebelarse y a reclamar justicia social. Es decir lanza a las hordas marxistas hacia la revolución soviética, y es que dar limosna a un indigente está bien, pero preguntarte por su situación es atentar contra el santísimo capitalismo y la libertad individual. Del mismo modo, Gonzalo de Montalvo ayuda en alguna ocasión también a mujeres si son ellas las que requieren del “héroe del pueblo”, pero en ningún caso lo utiliza para ejercer una actitud paternalista, prepotente o machista hacia ellas. Al contrario, respeta la libertad de la mujer para decidir con quien estar, no las pide explicaciones por pasar la noche en casa de otro hombre, y en todo momento las trata de igual a igual, además de no dejar nunca aflorar sus instintos más primarios: jamás grita, ni amenaza ni amonesta. Vamos, en román-paladino, que para la derecha de este país es un “calzonazos”, un “julandrón”, y un hombre que no sabe parar los pies a la mujer cuando ésta se comporta de un modo impropio al de una señorita sumisa y decente.
Para concluir, el telón de fondo de la historia nos muestra a dos villanos principales: el cardenal asesino y sin escrúpulos que utiliza cualquier medio para lograr ocupar la silla de San Pedro, o Felipe IV, Rey de las Españas, que aumenta la presión fiscal sobre sus súbditos y les hace morir de inanición para sufragar sus guerras contra Francia. No le tiembla la conciencia a la hora de enviar a traición a decenas de niños reclutas al matadero en un galeón suicida, es capaz de abandonar a su propia primera esposa e hijos, y trata con desprecio absoluto a los plebeyos. Vamos, otra “manipulación histórica de la izquierda radical”, nada que ver con la Iglesia tolerante y caritativa de aquellos años que hacía arder en la hoguera a los infieles para lograr así que Dios se apiadase de sus almas y que del mismo modo hoy encomienda la misión divina de salvar al no-nacido y librar a la mujer de los peligros de salir de la cocina, ni por supuesto tampoco nada que ver con la inmaculada monarquía española, democrática, liberal y constitucional desde tiempos inmemorables, que salva a los españoles de algún que otro 23-F y nada sabe de legitimaciones franquistas, ni cuotas de petróleo, ni abusos de poder ni de yernos corruptos.
Vamos, que el maestro de la villa (que cuando la luna asoma se transforma en Águila Roja) no es más que un socialista radical disfrazado de héroe, que ha inundado las pantallas de TVE durante 5 años, con elevadísimas cuotas de audiencia por cierto, para infectar las mentes de los españoles e inocularles el virus letal del zapaterismo. Por ello, es deber de este gobierno del PP, acabar con una serie tan poco adecuada para las ovejas del rebaño, ya que se había convertido en un peligroso apéndice más del libro satánico y hereje de Educación para la Ciudadanía.
Por ello, en aras de ganarme el cariño y el perdón de mis nuevos gobernantes, propongo que aprovechando que han acabado con el Águila Roja, lo sustituyan por otro héroe en una nueva serie, para que los españoles no nos quedemos indefensos: la Gaviota Azul. Sí, Gaviota Azul sería un caballero español, pero de los de verdad, de los de antaño. Un macho ibérico, católico, patriota y defensor de los banqueros suizos, de la vieja nobleza española, de su santa Iglesia y de su majestad. Guerrero y marcial ante todo, no intelectualoide ni afeminado, Azote de mileuristas e indignados, martillo de herejes y maricones, cabeza de familia, autoritario con sus vástagos y su parienta, la cual ha de quedarse en casa fregando y poniéndose guapa para el regreso de su amado caballero, esperanzada con que esa noche debido a haberse portado bien la caiga un beso de buenas noches en lugar de un grito o un ojo morado. Si, señores del PP, “Gaviota Azul”, tomen nota y regístrenlo a nombre del partido, no les denunciaré a la SGAE.